viernes, 7 de junio de 2013

LOS BIEMBIENES (República Dominicana)

Ligado al mito de la ciguapa y al de los indios, aparece la leyenda de los biembienes o vienvienes. Desde el siglo XVIII, la existencia de estos seres se sitúa en unas montañas llamadas Bahoruco, donde se refugiaban los negros cimarrones que huían de la esclavitud colonial y algunos indios levantados contra la ocupación española.

Junto con algunas similitudes lingüísticas con el indiene francés y el vienvien haitiano, (vocablos que designaban al indio y al mestizo de negro e india respectivamente) todo lleva a pensar que a estos hombres alzados los transformó la fantasía popular en seres de leyenda. Los biembienes son seres salvajes, conformados en clanes escondidos en las montañas. Viven desnudos y de forma irracional, y emiten gruñidos como único lenguaje. Su aspecto es feo y desagradable, tienen el cuerpo enjuto, deforme y de muy baja estatura.

Dicen que son ágiles trepadores de árboles y barrancos y que atacan en grupos desordenados. Aseguran las leyendas que estos hombrecitos de las cordilleras, salen de noche de sus escondrijos a proveerse de alimentos en los conucos, y que como la ciguapa, dejan huellas al revés para que no se les descubra el paradero.

Se asegura que entre los biembienes hay algunos que comen carne humana obtenida por sacrificio. Se llaman "mondongos" y tienen el pelo rojo amarillento. Añade la leyenda que cuando alguna persona se acerca al territorio de los biembienes estos lo espantan con gritos y alaridos amenazadores...

BACÁ (República Dominicana)

según las creencias de quienes admiten su existencia, es un ser exigentes que requiere de quien lo posee enormes sacrificios consistentes hasta en personas de la familia, por eso, la enfermedad o muerte de un miembro de la familia a quien se le atribuye la posesión de tal ente, es siempre considerada como obra de este y no por la disposición de quien lo regula en el mundo.

Antolín El Cibaeño, un amigo que conocí en La Maguana hace mucho tiempo recibió de María Francisca el regalo de dos gatos negros, para el cuidado de su almacén no hace muchos años, cuyos animales crecieron muy hermosos gracias al cuidado que se les dio, pero resulta que un día un campesino se aventura a pasar a un apartamento contiguo a la tienda del Señor Antolín y se encuentra que sobre la mesa está sentado uno de los gatos relamiéndose su pata, dando eso lugar a que el campesino saliera del lugar muerto de miedo para decirle a un compañero que le esperaba fuera, ! Compadre, me he salvado de casualidad, ese hombre tiene un pichón!

Se refería a un Bacá que tenía el Señor Antolín en su casa para que le prosperara el negocio, y ese hombre debe estar pensando que estuvo en lo cierto al ver que Don Antolín, al dejar el comercio, se dedicó a la ganadería con relativo éxito y que un año después se suicidó ahorcándose de un árbol.

BRUJAS (República Dominicana)

La leyenda de las brujas en la República Dominicana es una herencia de Europa, que aun conserva los ecos de las creencias medievales de viejo cuño. Nuestras brujas son seres de la noche, mujeres de aspecto envejecido y tétrico, de alma perversa. Como en la vieja tradición, las brujas vuelan en escobas, aunque aqui prefieren convertirse en aves de buen tamaño y revolotear sobre las casas, emitiendo graznidos espantosos. 

Aseguran, que las brujas se quitan la piel antes de volar, que la ponen en remojo en una tinaja, y que luegon alzan el vuelo diciendo ¡Sin Dios ni Santa Maria! para acceder a las fuerzas mas oscuras. Cuenta la gente que cuando vuelan, emiten risas y cantos incomprensibles, cuando no resoplan al viento un claro fo-fo-fo, que utilizan también para ahuyentar a los que las descubren. 

Dicen los campesinos que cuando las brujas no vuelan por las noches, descansan bajo las matas de platano de los conucos. Las brujas succionan la sangre de los niños, y la extraen directamente del ombligo o del dedo gordo del pie, a traves del peciolo hueco de una hoja de higuereta Ricinus comunis, o del de una hoja de lechoza, Papaya carica. 

Se cree que las brujas no atacan a los hijos de sus compadres, ni a los mellizos o gemelos. En todas las comunidades rurales hay historias de brujas que fueron descubiertas en pleno vuelo. El proceso de atrapar a una bruja se conoce como "tumbar a una bruja", y los "tumbadores" son personas con cierto poder, que conocen las oraciones y los rituales especiales para este fin. Dicen que cuando se atrapa a una bruja hay que esperar el amanecer, pues cuando sale el sol el encantamiento se rompe y se puede descubrir la identidad de la maligna mujer. Aseguran que cuando llueve y hace sol, en algun lugar escondido se esta casando una bruja... 

EL COMEGENTE (República Dominicana)

Cuentan las crónicas dominicanas, que a finales del siglo XVIII, existió un sanguinario asesino a quien por la índole de sus crímenes, sospecharon antropófago y sobrenombraron el Comegente. Se describe este hombre como "negro, que parece indio; el pelo como los demás negros pero muy largo; de estatura menor que lo regular, bien proporcionado en todos sus miembros, y tiene de particular los pies demasiado pequeños". 

Durante mucho tiempo, las atrocidades que cometía el Comegente aterrorizaron a la población, y se urdieron en torno a el las mas oscuras especulaciones. Se dijo que había ido a Haití, donde aprendió la hechicería; que podía estar en muchas partes a la vez; que recorría largos caminos en una sola noche valiéndose de medios sobrenaturales. La gente aseguraba que mataba a sus victimas con una especie de garrocha, y afirmaba que no se podía atrapar pues en cuanto sus pies tocaban un río o arroyuelo, desaparecía en el aire dejando un olor nauseabundo tras de si. 

Lo cierto fue -de acuerdo a las crónicas- que el aborrecible asesino, tras muchas noches de búsqueda por las comarcas, finalmente se atrapo. Atribuyen la hazaña a un campesino conocido como "seno Antonio", quien el día de San Antonio, haciendo uso de un "bejuco de brujas" , ato al Comegente y lo trajo a la capital donde se condeno a muerte y se ejecuto sin que quedaran registrados históricamente los detalles criminológicos del proceso. En nuestros días, el Comegente es un ser legendario. Se afirma todavía que deambula por los caminos con su garrocha...

EL GALIPOTE (República Dominicana)

El Galipote ~ El Lugaru ~ El Zangano

La tradición mágica que cuenta del poder de hombres que pueden convertirse en animales, se materializa en nuestras leyendas en la figura del galipote. No obstante, también se llama galipote a aquel hombre que se convierte en objetos inanimados, como troncos de árboles y piedras, a aquel que transfiere su conciencia a un animal, y al que por poderes mágicos han convertido en un animal para diversos fines. 

Según la creencia los galipotes son crueles y violentos, de una fuerza tremenda y de una inmunidad increíble a las armas. Otras leyendas aseguran que a estas criaturas solo les gusta hacer maldades a la gente, tales como impedir el paso a caminantes nocturnos, extraviarles el camino o espantarlos en las zonas oscuras. No pocos parajes del país son tenidos como lugares de galipotes, y cuando es menester atravesarlos el viajero se vale de conjuros y amuletos para ahuyentar a estos seres. El galipote que se convierte en perro se denomina lugaru. Este vocablo proviene del francés loup-garou, que designa al legendario hombre lobo o lobizón de la leyenda licantrópica universal. 

Nuestro lugaru es una herencia de la tradición mágica europea con algunos elementos africanos, y como no hay lobos en el caribe, es el perro el que la encarna. Por otro lado, el galipote que camina dando zancadas de gran altura o vuela convertido en ave nocturna, se denomina zangano o zancu. Se cuenta que este ser succiona la sangre de los niños durante las noches y es vinculado a supuestas actividades sexuales con infantes. Dicen que también puede hacerse invisible. Los conocedores de estos seres, sostienen que solo son inmunes a la rama de un árbol llamado popularmente "palo de cruz", que tiene que ser cortada un Viernes Santo. Otros dicen que es menester utilizar un arma blanca que haya sido bendecida con agua y sal, o utilizando la magia atribuida al perro cinqueno.

LOS INDIOS DE LAS AGUAS (República Dominicana)

Los indios es el nombre mítico que se da a seres fabulosos que habitan en cuevas sumergidas de ríos y lagos, y en el interior de las cavernas de las montanas. Este mito según algunos historiadores, no es mas que el concepto desnaturalizado de nuestros aborígenes. Otros consideran que proviene de la leyenda indígena de un ídolo llamado Opiyelguobiran, "que se escapo y se fue a una laguna y nunca mas lo volvieron a ver", y que se ha ido transformando como elemento de retención taina en las tradiciones orales.

Lo que se afirma es que los indios son hermosos, las mujeres sobre todo, pues estas tienen la piel canela, unos ojos negros muy grandes, un cuerpo de formas perfectas y unos larguísimos cabellos negros. Para muchos son seres inofensivos y generosos; sabios de la ciencia medicinal de las yerbas y los minerales, y sobre todo poseedores de una magia antigua y poderosa. 

Otros dicen que son peligrosos y temen bañarse en las aguas profundas y poco conocidas. En muchas regiones, las historias sobre los "Charcos de los indios" se cuentan para alejar a los niños que a escondidas se van a bañar al río. Les aseguran que en ocasiones estos seres se enfurecen, que desatan terribles embrujos que recaen incluso sobre el lugar, y que se los pueden llevar. 

De las indias se dice que salen de las aguas en las noches de plenilunio a destrenzar sus largas cabelleras con peines de oro. Otras salen a buscar a los hombres que merodean por el lugar, y se los llevan hasta sus cavernas para no regresarlos jamás.

Los indios ocupan un lugar importante en el panteón de los dioses de la religiosidad popular. En la magia vuduista dominicana, los indios conforman la "División Indígena", y los brujos y adivinos los invocan ante los altares adornados con copas rebosadas de agua, y algunas replicas de cemies tainos. "Han visto a un santo indio de cuatro patas, salir de su caverna todas las noches a bañarse en el río" -dicen en algunos campos.

LA JUPIA (República Dominicana)

Las opias eran para los indios las animas de los hombres muertos; una
especie de espíritus femeninos del aire que hacían aparición incorporal
durante las noches. Junto a esta entidad, aparece en la leyenda indígena
el operito, fantasma nocturno con forma humana, que era conocido porque al
no ser engendro natural de útero humano carecía de ombligo. Hoy la
leyenda indígena es recordada por los campesinos en la aparición de la
Jupia, mujer fantasmal que ronda por los montes oscuros en las noches
silenciosas y profundas de los campos... 

La garita del diablo (Puerto Rico)

GARITA DEL DIABLO - Con un grito de" Alerta" el centinela comenzaba la jornada militar, Esto se efectuaba frecuentemente para no dormirse y atestiguar su vigilancia. Misteriosamente, durante una noche oscura, desapareció un centinela de esta garita, surgiendo así la leyenda de la "Garita del Diablo".

Los habitantes de la isla de Puerto Rico, eran muy propensos a los ataques de piratas. Por tal razón tenían que pasarse la vida vigilando. La ciudad capital estaba rodeada (aún está) por castillos y murallas . Alrededor de las murallas habían, entre trecho y trecho, unas garitas o torresitas donde los soldados hacían su guardia día y noche. Por las noches se sentías las rondas de gritos que los centinelas gritaban para no dormirse.

Fuente: http://www.proyectosalonhogar.com/


- ¡Centinela alerta! - le gritaba uno
Y el más cercano respondía:
-¡Alerta está!

Entre todas las garitas, había una, la más distante y solitaria. Estaba sobre un acantilado profundo en el extremo de la bahía. En el silencio de la noche, el ruido del mar producía un rumor como si los malos espíritus estuvieran cuchicheando.

Había un soldado al cual llamaban "Flor de Azahar". El azahar era una flor muy blanca y como el soldado Sánchez tenía la piel blanca como el azahar, le llamaban así. Esa noche le tocó a Sánchez velar en esa garita.

Como de costumbre, los gritos de contraseña de los soldados se escuchaban de trecho en trecho. Pero, al llegar al de el soldado Sánchez, nadie contestaba. Solo se escuchaba el viento silbar y el mar con su rumor.

El miedo se apodera de sus compañeros que pasaron la noche temblando, del solo pensar, que le hubiese pasado a su compañero.

Al salir el sol, todos salieron corriendo hacia la garita a ver que había pasado en la garita, que se había quedado muda durante la noche. Encontraron: el fusil, la cartuchera y el uniforme del soldado Sánchez. El soldado Sánchez, había desaparecido sin dejar rastros.

Los soldados, que eran supersticiosos, comenzaron a decir que un demonio lo había sorprendido y se lo había llevado por los aires.

Desde ese día, a la garita del desaparecido Sánchez, se le conoce como "La Garita del Diablo".

Eso fue lo que creyeron los soldados y el resto de la isla.

Pero la verdad.....esa se las contaré yo, ¿quieren saberla?. Pues aquí les va:

Sánchez (Flor de Azahar) era un soldado andaluz y muy guapo, que pertenecía al Regimiento de Caballería y tocaba una guitarra muy bella.

Diana, una mestiza, muy hermosa, vivía profundamente enamorada de Sánchez. Y Sánchez de ella. Se conformaban con mirarse y hablarse con los ojos. A Sánchez su ordenanza le prohibía acercarse a ella, y a ella, se lo prohibía su madre de crianza que era más estricta que un sargento.

Flor de Azahar (Sánchez) se comunicaba con ella, a través de su guitarra. En las noches la tocaba y cantaba. En el canto le comunicaba a Diana sus mensajes. Una noche le envió un mensaje, el cual solo ella podía comprender, que decía:

"Mañana cuando anochezca, vete a buscar a tu amor, porque lejos de tus brazos, se le muere el corazón." La noche siguiente, Diana se levantó muy calladita y sigilosamente, salió de la casa para buscar a su amor. Cuando se encontraron, en la garita, se fundieron en besos y palabras de amor y decidieron huir lejos y vivir juntos para siempre.

Diana le había llevado un traje civil. El dejó en la garita el fusil, la cartuchera y el uniforme y sin hacer el menor ruido huyeron hacia la sierra y los bosques de Luquillo.

Allí, a escondidas del resto de la isla, construyeron su hogar y vivieron el resto de sus días.

Dicen que aún, en la garita, en las noches se escucha el rasgueo de la guitarra y una risa disuelta en el viento. Queriendo ésto decir que Diana y Flor de Azahar se burlan de los que inventaron la leyenda de la Garita del Diablo.

LEYENDA TAINA DE GUANINA Y SOTOMAYOR (Puerto Rico)

Guanina era una india taina. Hermana de Agüeybaná el Bravo, ósea el jefe de la tribu y de un grupo de bravos guerreros, el cacique supremo de toda la isla de Puerto Rico. Guanina significa en el lenguaje taíno: "Resplandeciente como el oro".
          Los conquistadores españoles se habían apoderado de la isla de Borinquén, que así se llamaba entonces la isla de Puerto Rico.
          En aquel tiempo, un indio llamado Guarionex vivía enamorado de Guanina. Guanina era la hermana del cacique supremo, ósea el jefe de todas las tribus de la isla. 
          Guarionex cada vez que veía a Guanina el corazón le latía a tal magnitud que parecía que se le quería salir del pecho. Cada vez que el la veía le declaraba su amor. Ella no le correspondía porque ella vivía enamorada de un conquistador español llamado Don Cristobal de Sotomayor, alcalde mayor y fundador de un poblado al que había bautizado con su propio apellido.
          Guarionex lleno de odio mortal hacia Sotomayor, le gritaba: - ¡Don Cristobal, uno de los dos debe de morir! Tú no mereces vivir porque me robaste el amor de Guanina, y yo no quiero seguir viviendo si me falta su amor.
          Los indios ya no podían soportar mas el trato cruel de los españoles. Los indios taínos los habían recibido con amistad y habían celebrado la ceremonia del guatiao ( pacto de fraternidad que sellaban con el intercambio de nombres). Por eso al cacique Agüeybaná también se le llamaba Don Cristobal. 
          Los españoles haciendo caso omiso al pacto, se repartieron a los indios como siervos. Los explotaban especialmente en los yacimientos de oro. Ya desesperados los indios anhelaban volver a ser libres. Una noche, celebraron un areito (reuniones para celebrar sus fiestas, recordar tradiciones, y tomar decisiones sobre todo cuando era necesario tomar una decisión sobre una guerra). Esa noche Agüeybaná y los taínos decidieron que los españoles tenían que morir para ellos poder ser libres otra vez.
          Guarionex quiso el poblado de su enemigo mayor, que era Don Cristobal de Sotomayor. Güarionex no pudo matar a Don Cristobal de Sotomayor porque en ese momento Sotomayor estaba llegando al bohío de Agüeybaná donde Guanina le advirtió que se salvara que los indios se habían revuelto en su contra. 
          Sotomayor se fue con sus soldados a La Villa de Caparra para ver al Gobernador. Agüeybaná le prestó a Sotomayor a unos Naborías para que lo ayudaran con la carga. Pero en secreto les dijo que cuando empezara el ataque, huyeran con la carga. Guanina no quiso dejar a Sotomayor huir solo y se fue con el.
          Los indios tainos los persiguieron y el ataque empezó. Sotomayor peleaba ferozmente con su espada mientras los golpes de las macanas de los indios le iban abriendo profundas heridas. En el momento de mayor peligro, Guanina se interpuso entre Sotomayor y los indios y recibió en su cuerpo la herida mortal que iba dirigida a su amado. En ese momento de distracción de Sotomayor, Agüeybaná aprovechó para traspasarlo con su flecha. Cayó Sotomayor en los brazos de su amada Guanina.
          Agüeybaná mandó a que los enterraran juntos, pero que a Sotomayor le dejaron los pies fuera de la tumba para que no pudiera encontrar el camino a la tierra de los muertos.
          Poco después los españoles rescataron los cuerpos y los enterraron, uno al lado del otro, al pie de un risco empinado y a la sombra de una enorme ceiba.
          Desde entonces, los jíbaros dicen que cuando el viento agita de noche las ramas del árbol frondoso, se oye un murmullo, que no es el rumor de las hojas, y se ven dos luces muy blancas, que no son luces de luciérnagas o cucubano, sino los espíritus de Guanina y Sotomayor que flotan, danzan y se funden, cantando la dicha de estar unidos siempre.

LEYENDA DE LA CAPILLA DEL CRISTO (Puerto Rico)

Cuenta la leyenda que la Capilla del Cristo se erigió para honrar un milagro.

Dice la leyenda, que para los años 1750 más o menos, se había efectuado una carrera de caballos a lo largo de la calle Del Cristo. Uno de los participantes no pudo detener su caballo y se cayó por el precipicio. Don Tomas Mateo Prats, que era el secretario de gobierno para aquel entonces, invocó al Santo Cristo de la Salud y que el joven que cayó por el precipicio se salvó. Por agradecimiento al Santo Cristo de la Salud, Don Tomas Mateo Prats ordenó construir la Capilla.

La verdad, no es esa. Estudios recientes hechos por Don Adolfo de Hostos confirman que el joven que cayó por el acantilado, si murió. Y que Don Tomas Mateo Prats ordenó erigir la Capilla para evitar tragedias futuras.

el pirata cofresi (puerto rico)

La goleta "Ana," navegando de bolina y orza este, cuarta al nordeste, dobló punta Borinquen e hizo frente a las embravecidas ondas del mar del Norte, dejando las tranquilas aguas del noroeste de la ensenada de Aguadilla.

--"Aferra el trinquete(3) y afloja foque(4) y mayor(5)", gritó Cofresí al segundo de a bordo; y echémonos mar afuera a ver si tenemos hoy buena fortuna a barlovento.

Las órdenes del pirata se cumplieron estrictas y la ligera nao empezó a navegar velozmente con todo su aparejo a vela llena. Las ondas se rompían impetuosas en su proa y azotaban con sus espumas blanquizcas la cubierta del barco. Las cuadernas de la goleta crujían de vez en cuando. Detrás iba quedando una estela de lechoso espumajo hirviente.

El horizonte estaba límpido, el cielo azul, y el brisote frescachón que soplaba del este estaba fijo. La isla se iba perdiendo de vista. De cuando en cuando una gaviota pasaba graznando sobre la embarcación: parecía un pañuelo blanco arrojado en el espacio.

--"Pilichi", dijo Cofresí al grumete, con soberbio ademán, "vé a mi camarote y tráeme el anteojo. Me parece divisar algo en lontananza".

Y el arrogante marino ponía la mano horizontal sobre las cejas, como una visera, para enfocar bien su mirada de águila y escudriñar las lejanías del mar. Recibido el catalejo lo tendió diestramente y, cierto de lo que presumía, por sus ojos fulguró un relámpago, y gritó al contramaestre con voz llena de fanfarria.

--"Hazte cargo del timón, Galache, que tenemos enemigos a la vista".

Era un brick(6) danés que conducía mercaderías de Nueva York a San Thomas. Para tal época esa isla, con su puerto franco, era un depósito de grandes aprovisionamientos de telas, ferretería y artículos de lujo traídos de Europa y Norte América para surtir las Antillas y Venezuela. Cada vez se distinguía más claro el confiado buque mercante. Cofresí pasó al entrepuente de proa e hizo en su presencia cargar el pedrero de bronce con un saquillo de pólvora y abundante metralla. Después se cercioró que estaba fuerte el montaje de la cureña y firmes las gualderas. Entonces marchó a popa donde reunió su gente, llamando a cada uno por su nombre, y les dio sus instrucciones. Revisó severamente machetes y cuchillos. Hizo traer más armas blancas y ordenó ponerlas en un sitio especial en el combés cerca del palo del trinquete. Y tranquilamente se puso a amolar, con sumo cuidado, su hacha de abordaje.

La gente del bergantín, al divisar la goleta, izó la bandera danesa en señal de saludo. La velera "Ana" izó bandera de muerte, es decir, la bandera negra de los piratas. El brick ya no podía huir y afrontó el peligro. La goleta era muy andadora y se habla apropiado directamente al enemigo. El bergantín estaba abarrotado en su carga. Su tripulación comprendió que tenía que habérselas con un barco pirata. Pronto la borda del brick fue ocupada por diez rifleros alineados que hicieron fuego de fusilaría. Eran malos tiradores. Las balas atravesaron el velamen de la "Ana" y algunas se incrustaron en la obra muerta(7) del casco. Entonces las armas de fuego no eran de repetición; de modo que mientras las cargaban de nuevo los tiradores del bergantín, la goleta se puso a doscientos pies de distancia y le lanzó una descarga de metralla con el pedrero de proa. El ruido del cañón impresionó a los marineros del brick y antes que pudieran disparar por segunda vez sus rifles, ya la "Ana" estaba al abordaje, ceñida al buque contrario por estribor.

Cofresí, hacha en mano, seguido de los suyos, saltó ágil y célere al buque abordado y atacó cuerpo a cuerpo a los defensores del brick. Estos no estaban preparados para un combate al arma blanca. Sonaron tres o cuatro tiros y quedó despejado el entrepuente(8). Los marineros del bergantín se refugiaron en las bodegas. Rápidamente se adueñó Cofresí del buque dando muerte al timonel y a algunos marinos que quedaron sobre cubierta. Después cerraron las escotillas(9) y quedó preso bajo cubierta el resto de la tripulación del brick. El capitán danés estaba junto al palo de mesana, en un charco de sangre, con la cabeza abierta de un hachazo. Los cadáveres fueron arrojados al mar y empezó el alijo de la sobrecubierta. En seguida se saquearon las bodegas con suma precaución y se trincaron bien los presos que iban apareciendo. Luego de saqueado el bergantín se le dio barreno, y se desatracó el pirata para verlo hundirse. El brick dio una cabezada primero y se inclinó de proa; después se fue sumergiendo poco a poco hasta que de repente desapareció bajo las aguas.

La "Ana" hizo entonces rumbo hacia la Isla, que se divisaba a sotavento, y maniobró en demanda de punta San Francisco para ocultarse en Cabo Rojo.

El comercio de San Thomas estaba aterrado con las depredaciones de Cofresí. Por fin el gobierno de Washington intervino y dio orden al Almirantazgo de castigar al pirata puertorriqueño. Pronto llegó a conocimiento de Cofresí que un barco de guerra norteamericano había venido a ayudar a las autoridades de la Isla para capturarlo o destruirlo. Entonces abandonó sus correrías por aguas del Atlántico y se pasó al mar Caribe.

Estando la "Ana" fondeada en el puerto de Bocas del Infierno divisó en lontananza una vela, y Cofresí con su velera nao salió prontamente a apresarla. Pero esta vez fue por lana y le zurraron la badana. Tan pronto estuvo a tiro de cañón recibió un balazo en el bauprésque le hizo comprender que se las había con un barco de guerra. No obstante, se le fue encima valentísimo y le hizo fuego de fusilería y cañón siendo recibido de igual modo. Viendo la superioridad del contrario viró de redondo y a todo trapo emprendió la huida. La goleta, descalabrada, izó la escandalosa(10) sobre los cangrejos para escapar mejor, utilizando el viento de popa que le soplaba. Cofresí se puso al timón porque la "Ana" era una nave de buen gobierno y muy veloz, y dirigió la goleta paralelamente a la costa, bojeando el sur y burlándose de sus perseguidores hasta que la embarrancó en un bancal diestramente. Echados un bote y una chalana al agua ganaron los piratas la playa, librándose del buque de guerra que no pudo alcanzarlos, ni maniobrar con sus botes por aquellos sitios inabordables.

Ya en tierra dividió Cofresí su gente en dos grupos, dándoles por punto de reunión la playa de Cabo Rojo. Antes enterraron lo que pudieron salvar de la "Ana." Cada grupo bien armado emprendió la fuga por distinta vía.

Como las Milicias Disciplinadas estaban patrullando por aquella costa, pronto los dos grupos tuvieron que batirse y abrirse campo a sangre y fuego, volviendo a subdividirse, fatigados y jadeantes, hasta que acosados por la caballería tuvieron que rendirse a sus perseguidores. El jefe pirata fue cogido después de reñida refriega, todo cubierto de heridas.

Roberto Cofresí y Ramírez de Arellano(11), natural y vecino de Cabo Rojo, era un joven altivo, de veintiséis años de edad, robusto, valiente, audaz y de bravo aspecto. Unido a quince compañeros de la piel del diablo, eran el terror de estos mares antillanos con sus piraterías.

Para satisfacer a la vindicta pública y asegurar el reposo y tranquilidad de estas islas, fueron pasados por las armas en la mañana del 29 de marzo de 1825. Un gentío inmenso presenció el horroroso espectáculo en el Campo del Morro. Un destacamento del Regimiento de Infantería de Granada formó el cuadro para conservar el orden. Una descarga cerrada de un piquete de tiradores, a una señal sigilosa convenida, hizo que once de aquellos desgraciados pasaran a la eternidad. Los otros habían muerto en los combates sostenidos con las Milicias.

Satisfecha la curiosidad y llena de pavor dispersóse la muchedumbre conmovida. Las tropas volvieron a sus cuarteles a redoble de tambor. Y los cadáveres mutilados por la justicia humana quedaron expuestos al público por veinticuatro horas para escarmiento de malhechores.

Los hermanos de la Caridad, que no comulgan con el odio social, previo permiso del Gobierno, dieron sepultura a aquellos cadáveres en el cementerio de Santa María de la Magdalena.

Así terminaron el valiente Cofresí y sus intrépidos compañeros de correrías piráticas.

El culebrón de Puerto Rico (Puerto Rico)

Desde comienzos de la historia, el hombre ha temido y perseguido a las culebras. Nuestro jíbaro no es una excepción a esta regla y no es raro que, al encontrarse con una en el campo, la corte por la mitad con su machete. De las culebras de Puerto Rico, la más temida y perseguida es la boa, Epicrates inornatus, mejor conocida por "culebrón". El culebrón puede llegar a medir hasta seis pies de largo. Al igual que otras boas, no es venenosa y es generalmente poco agresiva, particularmente si la comparamos con su pariente cubana, el Majá (Epicrates angulifer). El culebrón es generalmente de hábitos nocturnos y se alimenta principalmente de pájaros, ratones, ratas y murciélagos. No conocemos el status actual de este animal en la Isla y no sabemos si su población ha disminuido o aumentado. Aunque es de suponer que la población ha mermado considerablemente por la deforestación y la destrucción de los lugares donde solía vivir, algunos piensan que es más abundante de lo que generalmente se suponía y tal vez no se trate de una especie en peligro de extinción. También esta culebra parece estar mejor representada en algunas zonas de Puerto Rico que en otras. Al parecer es más abundante en el norte de Puerto Rico y, en especial, en los bosques de mogotes, pero no se sabe si esta distribución es reciente o si el Culebrón siempre ha estado mayormente limitado a esta zona.

En nuestra Isla todavía existe la creencia de que la manteca de esta culebra tiene efectos curativos y es de especial ayuda para la artritis. Es por esta razón que algunas personas la capturan, la abren y luego extraen la manteca para usos personales o para la venta. No se sabe desde cuando existe esta creencia, pero ya para el 1933 Grant informa de esta costumbre: "Son muchas las sorprendentes historias que abundan y son creídas sobre la boa en esta Isla hoy día. La manteca de culebra está en gran demanda para propósitos "medicinales", pero esta tiene que ser extraída de un animal vivo".

Existe en Puerto Rico otra creencia que también ha causado que se tema y se mate este animal. Se cree que introduce el rabo en la boca de los "bebés" que lloran y, mientras los niños se calman chupándose el rabo, el animal succiona la leche de la madre. Hace unos años, cuando el famoso incidente del Vampiro de Moca, no faltó quien postulara la teoría de que el vampiro no era otra cosa que un culebrón. El New York Times, en el 1929, publica un artículo donde se habla de la introducción de mangostas en Puerto Rico. Dicho artículo postula que las boas matan a hombres y bestias por igual y que hasta los nativos se niegan a adentrarse en los campos para no encontrarse con este peligroso animal. Continúa relatando el mismo autor una sangrienta batalla entre mangosta y culebrón donde la culebra le arroja veneno al mamífero, pero finalmente pierde el terrible combate.

Es importante que el puertorriqueño entienda que el culebrón, lejos de ser dañino (ya que no es venenoso y es poco agresivo), es beneficioso, ya que añade diversidad a nuestros bosques y nos ayuda en el control biológico de ratas y ratones. Es importante que nuestro pueblo comprenda que El culebrón es parte del patrimonio de nuestra Isla y que, al igual que otras especies, tiene el derecho de vivir. Es nuestra responsabilidad moral velar por la protección de esta tan espectacular especie.

La Gaviota del río San Juan (Cuba)

Hace muchos, pero muchos años, en Matanzas, Cuba, ocurrió el suceso que les voy a narrar. Allá por la primavera del año 1795, y muy cerquita del rió San Juan -río que atraviesa Matanzas-. Vivía Julia Rosa con su abuela María Teresa, en una pequeña casucha de madera y guano.

Julia Rosa era una bella jovencita  de 17 años, de piel acanelada y hermosos y profundos ojos verdes. Su abuela María Teresa, era una negra esclava. Según decían las malas lenguas la niña Julia Rosa, tenía los mismos ojos del amo de su abuela: Don Sebastián.

Doña Rosario, la hermana de Don Sebastián sabía que la niña era hija de Julia, la difunta hija de la vieja esclava. Julia había muerto al dar a luz a una niña casi blanca, con profundos ojos verdes, 17 años atrás. Don Sebastián lloró mucho en el entierro de Julia.

A Doña Rosario le incomodaba la idea de que en un futuro, probablemente su hijo Felipe tuviera que compartir la herencia de su tío con su prima Julia Rosa.


Felipe tenía 25 años y había pedido en matrimonio a  Elvirita, una niña bien de la ciudad. El planear ese matrimonio, y mantener su posición económica y social,  constituían una obsesión para Doña Rosario. Era necesario ocultar la verdadera identidad de la niña de los ojos verdes.

Un día llegó a oídos de Doña Rosario y  de Doña María Elvira – mamá de Elvirita, y futura suegra de Felipe-, que el joven llevaba dos semanas visitando la choza del río. ¡Las dos mujeres estaban enfurecidas con la noticia!, y se pusieron de acuerdo para utilizar las dotes de brujo deTata Mongo, el viejo esclavo de Doña María Elvira.

 Tata Mongo declarábase jefe brujo con grandes poderes mágicos, adquiridos a través de su herencia africana, y manifestaba que los dioses le hacían favores. El brujo, aseguró categóricamente a las dos mujeres,  ¡que él, Tata Mongo!, ¡separaría a la niña Julia Rosa del niño Felipe!

El hechicero comenzó a rondar la choza del río, hasta que se cercioró que Julia Rosa se encontraba sola, llegó cuando ya atardecía, y le ofreció un extraño dulce de coco a la jovencita. Julia comió el dulce de coco, estaba muy sabroso, aunque ocultaba un extraño sabor que ella no reconocía.

Miéntras la jovencita comía, el hechicero hablaba y hablaba, narrándole extrañas historias de los poderes de los grandes brujos en África, uno de los grandes poderes era el darle vida eterna a las mujeres después de convertirlas en aves.

Julia Rosa estuvo muy interesada en las historias que el negro le contaba,  también le dio un poco de miedo, pero su curiosidad la venció, y le preguntó: ¿Tata Mongo puedes tú convertirme en ave? , claro que si mi niña, le respondió el brujo………… ¡y vivirás para siempre!

Todos buscaban a Julia Rosa, Matanzas no dormía,  la gente se juntaba para registrar hasta el último rincón de la ciudad, ¡había desaparecido como por  encanto! nadie la había visto. ¡Don Sebastián actuaba como enajenado!, ¡la vieja María Teresa no paraba de llorar!, ¡Felipe buscaba desesperado!, la pequeña se había esfumado.


 Pasaron muchas horas y muchos días, hasta que una noche la vieja María Teresa reunió a todo el pueblo,  Don Sebastián, Doña Rosario, Doña María Elvira, su hija Elvirita, y Felipe incluidos. Les anunció con voz temblorosa  que su nieta había sido victima de un maleficio. ¡Que la habían convertido en gaviota! Todos miraban a la vieja esclava desconcertados,  ¡la vieja María Teresa, se había trastornado!

Felipe, merodeaba noche y día  junto al río cerca de la choza, ya no lloraba, sus ojos no tenían lágrimas. Habían pasado muchos meses desde que Julia Rosa había desaparecido. Una tarde en que el sol descendía hundiéndose en el río,  Felipe vio una extraña gaviota que volaba hacia él, la insólita ave se posó en una piedra cercana, y ladeando la cabeza lo miró…………: con unos profundos ojos verdes. 


Felipe no tenía otra ilusión que la de ver a la gaviota del río, existía para verla, para estar cerca de ella, y así pasó un año o quizás menos, y el pobre enamorado enloqueció. Y a pesar del tiempo transcurrido, y de que mucho ha acontecido de esa fecha a nuestros días, relatan los lugareños que la gaviota de ojos verdes sigue sobrevolando el río San Juan, dicen que busca a Felipe,  y que es eterna…..

¡Que no puede morir!

La Tatagua y las matas de Guao (Cuba)

En un poblado cercano a la bahía de Jagua (Cienfuegos, Cuba), y mucho antes de que arribaran los españoles, vivía una hermosa india de nombre Aipiri, que era la envidia de las mujeres de la región, y el encanto de los hombres.


A  Aipiri le gustaba llamar la atención, destacar por su manera de vestir con prendas de colores vivos, y adornos de flores, y por sus aptitudes de bailarina y cantante. Poseía una hermosa voz y estaba presente en todas las reuniones siboneyes , siendo atracción principal de dichos eventos.

 La hermosa joven de lustroso cabello, y ojos rasgados, se prendó de un joven siboney muy trabajador, y gran cazador. Se unieron y formaron un hogar. .Al pasar de los meses como era natural, se fue aplacando un poco la pasión, y Aipiri pasaba los días ocupada en los quehaceres de la casa, y esperaba pacientemente a que su esposo llegara cansado de sus cacerías trayendo el sustento del día.

Aipiri se aburría, ya le fastidiaba el ser mujer casada, quería volver a sus diversiones, quería oír halagos, cantar, bailar. Quería volver a hechizar a los hombres con su simpatía y encanto. Estaba hastiada, extrañaba su vida anterior.


 Dio a luz a su primer hijo, y el tedio se hizo aún mayor. A la muchacha no le hacía ninguna gracia tener que cuidar de un niño llorón, día y noche. Comenzó a ausentarse de la casa, dejando sólo al bebé. Se juntaba con los vecinos, iba a reuniones, a fiestas. Cada vez pasaba más tiempo fuera del hogar, aunque su marido ni cuenta se daba, ya que Aipiri tenía sumo cuidado de regresar a su casa, poco antes de que él volviera de su diaria faena.

 Así, de escapada en escapada, y de fiesta en fiesta, pasó el tiempo y ya contaban con seis hijos. Estos pobrecillos pasaban hambre, y su madre no se ocupaba de cuidarlos, ni siquiera de mantenerlos limpios, subsistían como animalitos en total abandono. Los niños lloraban, y lloraban, en aquel bohío en medio del campo en donde nadie los oía, ni podía ayudarles. Lloraban con un guao, guao, guao.
 Pero resultó que los escuchaba el demonio Mabuya, espíritu malo que merodeaba la región, y estaba muy atormentado con aquel sonido que salía de las gargantas de los niños al llorar. Y un buen día el demonio ¡en un terrible arrebato de ira!, decidió callar de una vez por todas aquel: guao, guao, guao…. y convirtió a los niños en matas de guao.

¡Pobrecitos niños! por causa del alocado y desobligado comportamiento de su madre, los convierten en un terrible y cruel arbusto que produce llagas, hinchazón y picazón a quién lo toque. Pero esto no podía quedarse así, la culpable era la madre, y claro, donde hay un demonio malo tiene que haber una contraparte buena, e hizo su aparición el espíritu del bien.


Cuando Aipiri llegó esa tarde a su casa no encontró a los niños por ninguna parte pero en el jardín habían crecido seis extraños arbustos, la joven mujer se puso muy nerviosa, algo había pasado ese día durante su ausencia.

¡De repente todo se oscureció alrededor de ella!, Aipirí se sintió muy pequeña, ¿que le estaba pasando? alzó un brazo y luego el otro, y…. ¡Oh sorpresa se encontró prendida en el techo! El espíritu del bien, buscando venganza por lo que la mujer le había hecho a sus hijos la había convertido en Tatagua, era una mariposa nocturna, esas feas y prietas a las que llaman brujas, ¡era una mariposa bruja! Y así de esa terrible manera, pagó Aipiri su desamor y frivolidad.

Señala la leyenda que el esposo de Aipiri buscó a su mujer e hijos por largo tiempo, y un día desapareció del lugar y nunca más se supo de él.


En el mito popular existe la creencia de que si una mariposa bruja entra a una casa es un anuncio de mal agüero, sin embargo la intención del espíritu del bien al transformar a Aipiri en una de estas mariposas, fue el de advertirle a las madres que su obligación era, y sigue siendo, la de cuidar a sus hijos, y que jamás una madre debe abandonar a sus retoños ni descuidarlos.

Desde entonces el guao es una planta temida y evadida por todos. Los niños transformados en arbustos siguen solos, y le cuesta caro a aquellos que se atrevan a tocarlos. Mientras que la madre obsesionada por el mal que les hizo a sus hijos, los busca de casa en casa, atemorizando a los moradores de estas, que tiemblan con su presencia creyéndola portadora de alguna desgracia.

El Gallo de Morón (Cuba)

Morón es una ciudad camagüeyana famosa por su Gallo el cual va acompañado de la expresión: “Se quedó como el Gallo de Morón, sin plumas y cacareando”.

¿Que pasó en Morón?, ¿Porque el Gallo y la coletilla?

 El Gallo de Morón, esta relacionado con la localidad española de Morón de la Frontera, en Sevilla,  España, donde ocurrió la historia del afamado Gallo.

Cuentan las crónicas que allá por el año 1500 el pueblo de Morón de la Frontera, tenía unos problemas tremendos. Estaba dividido en dos bandos de ciudadanos y cada bando tenía su propio alcalde. ¡Era un verdadero caos!, no se podía hacer un nombramiento, ni pasar una orden, ni ejercer la autoridad.
Por minúsculo que fuera el problema a resolver, se convertía de inmediato en una bronca, y no había tranquilidad en el pueblo, ni forma de gobernarlo.

 Con el tiempo las  disputas fueron aumentando hasta tomar tintes de motín. Por lo que la Cancillería de Granada tenía que intervenir frecuentemente enviando representantes a los que desde luego el pueblo no tomaba en cuenta.

La  Cancillería de Sevilla y de Granada, y aún la misma Corte de Madrid,  estaban sorprendidas ante el problema de Morón. El pueblo afirmaba que el orgullo de Morón no admitía ningún dictamen de fuera de sus fronteras, aunque éste viniese directamente de la cima magistratorial del país. Pero aunque el pueblo no lo aceptara, a la Cancillería de Granada no le quedó otro remedio que volver a intervenir en los asuntos de Morón.

 Así, fue que en la primavera de 1597,  llegó a Morón al doctor Juan Esquivel (Audiencia Regional de Andalucía) que era medio bruto además de resabioso y prepotente,  comenzó a maltratar de palabra a todos. ¡El hombre era intratable! Provocaba a los señores de Morón diciendo entre otras barbaridades que: “donde él estuviese no había más gallo que él”, razón por la que los lugareños le comenzaron a llamar el “Gallo de Morón”.

Cansados del Juez y su prepotente actitud,  los habitantes de Morón – por fin tenían algo en común- se reunieron una noche para sacarlo de allí de una vez por todas. Con engaños  lo llevaron hasta  la salida del pueblo, allí lo desnudaron y le dieron tremenda paliza, en seguida le ordenaron que se marchara y no regresara, y que si se atrevía a volver le iba a ir aún peor.

Desde ese día, en las calles de Morón de la Frontera, se canta una coplilla que recuerda a todo el mundo este suceso, y que dice así:
Anda que te vas quedando, como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.

En nuestra América se fundaron pueblos con el nombre de Morón en Argentina y en Cuba. Los sevillanos consideraron el hecho como un plagio a la verdad histórica y construyeron un sencillo monumento a un maltrecho Gallo. En contraste, en la localidad de Morón en Argentina se levantó una gran columna coronándola con un hermoso y emplumado Gallo. Mucho más tarde allá por los años cincuenta del siglo pasado se erigió el Gallo de la localidad camagüeyana el que gallardo, fuerte, y desplumado, cantaba dos veces al día por medio de un equipo electrónico. 

La Leyenda de la Milagrosa (Cuba)

El Cementerio de Colón, principal cementerio de la Habana, cuenta con más de 130 años, y está ubicado en el Vedado. Es famoso por su arquitectura funeraria y grandiosos monumentos en los que el mármol de Carrara, el granito, y los vitrales, se han utilizado con profusión. Es considerado uno de los más hermosos de América, sus bóvedas están cuidadosamente engalanadas con impresionantes esculturas, muchas de ellas son verdaderas piezas de arte. Este entorno ha dado paso a las más diversas historias y leyendas.

La tumba más popular y sin duda la más visitada es la de Amelia Goyri de la Hoz, una dama de alta alcurnia en vida, conocida ahora como “La Milagrosa”. A esta  tumba desde hace un siglo nunca le faltan las flores ni las visitas de devotos. Era Amelia la sobrina preferida del conde Balboa, y se le atribuyen poderes sobrenaturales desde su muerte de parto en 1901. Esta tumba muestra la estatua de una mujer con un bebé en  los brazos.


 -Amelia-

 Fue Amelia Goyri de la Hoz, una joven aristócrata nacida en la Habana el 29 de enero de 1877,  Amelia se enamora de su primo José Vicente, un joven agraciado pero pobre, el  noviazgo fue rechazado  por los padres de la joven, que aspiraban desposar a su hija con un hombre de mejor posición social.

 José Vicente parte a la manigua con las tropas mambisas, regresando de la guerra en el año 1900 ascendido a capitán del Ejército Libertador, y el noviazgo es finalmente aceptado.  Al año de casados, Amelia Goyri muere víctima de un ataque de eclampsia en el transcurso de su primer parto, el 3 de mayo de 1901, a la tierna edad de  24 años. La joven, que pertenecía a la aristocracia habanera, fue sepultada con su niña entre las piernas, según la costumbre española de la época, en que se les daba sepultura de esa forma a las madres fallecidas durante el alumbramiento.

José Vicente su esposo,  sufre un desajuste mental tras la repentina pérdida de su amada. Comenzó  a  visitar hasta dos veces al día la tumba , vestido de negro, para ”conversar” con Amelia, a quien no creía fallecida. José Vicente observaba un rito durante sus visitas: sonaba una de las cuatro argollas de la tapa del panteón, la de la izquierda, la del corazón de su esposa, y le decía: ”despierta mi Amelia”, y ”hablaba” con ella un largo rato. Cuando abandonaba el lugar, se ponía el sombrero sobre el pecho y caminaba hacia atrás, alejándose lentamente, cabizbajo, sin darle la espalda.

Cuenta la leyenda que tiempo después muere el padre de Amelia, al destaparse la tumba  para enterrarlo en ella, José Ignacio encuentra que Amelia está intacta y la niña se encuentra en los brazos de ella.

La escultura  que adorna la tumba fue esculpida en mármol de Carrara,  en el año 1909 por el artista y amigo de José Vicente, José Villalta de Saavedra, y simboliza la maternidad. El escultor se guió por una foto de la fallecida. El brazo izquierdo de la estatua rodea a un recién nacido y el derecho se apoya en una cruz latina, considerada símbolo del sacrificio.


Comienza a despertar curiosidad la devoción de José Vicente y las historias que cuenta sobre su amada, el relato del bebé transportado a los brazos de su madre en la tumba, la impactante escultura que contribuye al ambiente sacro, y comienza poco a poco a tejerse la historia de santidad de “La Milagrosa”. La tumba empieza a recibir innumerables visitas bajo las protestas del viudo, que pide a las autoridades detenga este flujo de visitantes.

Pero la apasionante leyenda ya está en progreso, se le adjudican favores a la difunta dama,  el brillo de santidad se extiende. Con el cursar de los años llegan  nuevos adeptos de todas partes. Varios milagros son  atribuidos por la población a la nueva santa, desde el poder concebir hijos hasta los buenos partos. Desde entonces, son miles los que la visitan en su morada eterna en busca del tan ansiado milagro, como lo atestiguan las flores acumuladas alrededor del sepulcro, y las lápidas con mensajes de agradecimiento.

La tradición consiste en saludarla, haciendo sonar una de las cuatro argollas de metal que adornan la bóveda, y tocando la parte inferior de la imagen esculpida. Los visitantes le dan la vuelta a la tumba y van solicitando su petición, siempre cuidando no darle la espalda a la estatua mientras se recorre el reducido espacio que ocupa. Se le otorga a “La Milagrosa” grandes y milagrosos poderes,  al punto de que muchos han pedido su canonización por parte de la Iglesia Católica.